La llamada que lo cambió todo: defendiendo a un inocente acusado de agresión sexual múltiple
Recuerdo perfectamente aquella tarde de jueves cuando recibí la llamada. La voz al otro lado del teléfono apenas podía articular palabras coherentes. «Me acusan de algo terrible que no he hecho», me dijo. «Dicen que participé en una violación grupal». Como abogado especializado en delitos contra la libertad sexual, he escuchado muchas historias, pero algo en su tono de desesperación me hizo prestar especial atención.
Lo que siguió fue un caso que puso a prueba no solo mis conocimientos jurídicos, sino también mi capacidad para desmontar una acusación que se sostenía sobre evidencias aparentemente sólidas. Hoy quiero compartir cómo logramos demostrar la inocencia de nuestro cliente en un juicio por agresión sexual múltiple, un proceso que reveló las grietas de una investigación precipitada y una acusación construida sobre bases más frágiles de lo que parecía inicialmente.
¿Quieres saber por qué este caso fue tan desafiante? Porque enfrentábamos no solo la gravedad de los hechos imputados, sino también el clima social actual donde la presunción de inocencia a menudo se diluye ante determinadas acusaciones.
El contexto del caso: una noche que terminó en una grave acusación
Los hechos se remontaban a una noche de fiesta en la que nuestro cliente, junto con otros tres jóvenes, había coincidido con la denunciante en un local nocturno. Según la versión inicial, tras compartir unas copas, la habrían llevado a un piso donde, supuestamente, se produjo la agresión sexual múltiple. La denuncia se presentó 48 horas después de los hechos.
La acusación se fundamentaba en tres pilares que parecían sólidos:
- El testimonio detallado de la denunciante
- Un parte médico que documentaba lesiones compatibles con una agresión sexual
- Mensajes de WhatsApp entre los acusados que, sacados de contexto, resultaban comprometedores
La presión mediática fue inmediata y abrumadora. Antes incluso de la primera comparecencia judicial, los medios locales ya hablaban de «los violadores del centro», condenando públicamente a cuatro jóvenes que, en ese momento, solo eran investigados.
Cuando alguien llega al despacho tras enfrentarse a una acusación por agresión sexual múltiple, lo primero que hago es escuchar. Escuchar sin juzgar, permitiendo que explique su versión completa. En este caso, nuestro cliente insistía en que las relaciones habían sido consentidas y que existían pruebas que lo demostraban, pero que nadie se había molestado en buscar.
El marco legal: entendiendo la complejidad de los delitos contra la libertad sexual
Antes de profundizar en la estrategia de defensa, es fundamental comprender el marco legal que regula estos delitos. La reciente reforma del Código Penal español ha modificado sustancialmente la tipificación de los delitos sexuales.
El artículo 178 del Código Penal establece:
«1. Será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, como responsable de agresión sexual, el que realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento. Se entenderá que no existe consentimiento cuando la víctima no haya manifestado libremente por actos exteriores, concluyentes e inequívocos conforme a las circunstancias concurrentes, su voluntad expresa de participar en el acto.»
Para los casos de agresión sexual múltiple, el artículo 180.2 prevé:
«Las anteriores conductas serán castigadas con la pena de prisión de dos a ocho años para las agresiones del artículo 178.1 y de siete a quince años para las del artículo 179 cuando los hechos se cometan por la actuación conjunta de dos o más personas.»
La clave en estos procesos reside en la cuestión del consentimiento, un elemento que tras la reforma del «solo sí es sí» ha adquirido una dimensión aún más central. Ya no basta con la ausencia de resistencia; debe existir una manifestación clara y libre de la voluntad de participar en el acto sexual.
Construyendo una defensa sólida: la investigación que cambió el rumbo del caso
Desde mi punto de vista como especialista en delitos sexuales, la defensa en estos casos requiere una investigación minuciosa que va mucho más allá de lo que habitualmente realiza la policía. No se trata de desacreditar a la denunciante, sino de reconstruir meticulosamente los hechos para encontrar inconsistencias o elementos no considerados en la investigación inicial.
Nuestra estrategia se centró en tres líneas de acción:
- Reconstrucción cronológica exhaustiva de las 24 horas previas y posteriores a los hechos
- Análisis forense independiente de todas las comunicaciones electrónicas
- Búsqueda de testigos no considerados en la investigación policial
El primer hallazgo crucial llegó cuando conseguimos recuperar las grabaciones de las cámaras de seguridad del local nocturno. Estas mostraban a la denunciante y a los acusados interactuando de manera amistosa y afectuosa, con claras muestras de interés mutuo. Más importante aún, las imágenes contradecían directamente su testimonio sobre cómo había abandonado el local «prácticamente inconsciente».
Aquí viene lo que nadie te cuenta: la investigación policial había solicitado estas grabaciones, pero solo había incorporado al expediente fragmentos seleccionados que mostraban momentos aislados de la noche, omitiendo secuencias completas que daban un contexto muy diferente a lo ocurrido.
El análisis pericial de las comunicaciones: mensajes que cuentan otra historia
El segundo elemento determinante fue el análisis completo de las comunicaciones. Contratamos a un perito informático para examinar no solo los mensajes intercambiados entre los acusados (que la fiscalía presentaba como prueba de culpabilidad), sino también todas las comunicaciones de la denunciante en las 72 horas alrededor de los hechos.
Con la autorización judicial correspondiente, pudimos acceder a conversaciones que revelaban que:
- La denunciante había enviado mensajes a una amiga esa misma noche indicando su intención de irse voluntariamente con uno de los acusados
- Existían mensajes posteriores a los hechos donde no mencionaba ninguna agresión, sino que describía un encuentro sexual consentido del que ahora se arrepentía por razones personales
- Los supuestos mensajes incriminatorios entre los acusados, cuando se leían en su contexto completo, no hacían referencia a ninguna agresión
Veamos por qué este detalle marca la diferencia: el contexto completo de las comunicaciones electrónicas puede transformar radicalmente la interpretación de los mensajes. Una frase aislada puede parecer incriminatoria, pero en su contexto original tener un significado completamente inocuo.
La preparación del juicio oral: estrategia y contradicciones
La fase de preparación del juicio oral fue determinante. Sabíamos que nos enfrentábamos a un caso mediático donde la presión social era enorme. La estrategia no podía limitarse a negar los hechos; necesitábamos construir un relato alternativo coherente y respaldado por evidencias sólidas.
Elaboramos un extenso informe preliminar donde detallamos:
- Las contradicciones en el testimonio de la denunciante
- Los elementos objetivos que respaldaban la versión de nuestro cliente
- Las deficiencias en la investigación policial inicial
- Los informes periciales que cuestionaban las conclusiones médicas iniciales
Un aspecto crucial fue la preparación de nuestro cliente para el interrogatorio. Como defensor en numerosos procedimientos de delitos sexuales, creo que la forma en que el acusado se expresa en sala puede ser tan importante como las pruebas materiales. Le preparamos para responder con serenidad, precisión y coherencia, anticipando las preguntas más difíciles que podría recibir.
Además, solicitamos una ampliación del informe médico forense, argumentando que las lesiones documentadas podían ser compatibles tanto con relaciones consentidas como no consentidas, y que no se habían considerado factores relevantes como la actividad física previa de la denunciante o condiciones médicas preexistentes.
La importancia de los testigos no considerados inicialmente
Uno de los mayores logros de nuestra investigación fue localizar a tres testigos que la policía nunca había entrevistado:
- Un camarero del local que recordaba perfectamente a la denunciante y su comportamiento esa noche
- Un taxista que los había llevado al piso y que describía una situación amistosa y distendida
- Un vecino que había coincidido con ellos en el ascensor y no había percibido ninguna situación de coacción
Estos testimonios, aunque aparentemente secundarios, construían una narrativa coherente que contradecía frontalmente la versión de una persona llevada contra su voluntad a un piso para ser agredida.
El desarrollo del juicio oral: cuando la acusación comienza a desmoronarse
El juicio se extendió durante cinco intensas sesiones. La fiscalía presentó un caso que inicialmente parecía sólido, basado principalmente en el testimonio de la denunciante y en los informes médicos. Sin embargo, nuestra estrategia de contrainterrogatorio fue metódicamente desmantelando cada uno de los pilares de la acusación.
El momento decisivo llegó durante el contrainterrogatorio a la denunciante. Con extremo respeto pero con firmeza, fuimos señalando las inconsistencias entre:
- Su testimonio actual y sus declaraciones iniciales
- Lo que afirmaba recordar y lo que mostraban las cámaras de seguridad
- Su versión de los hechos y los mensajes que ella misma había enviado
No buscábamos humillar ni revictimizar, sino simplemente establecer la verdad. Cuando se le mostró la secuencia completa de las cámaras de seguridad, donde se la veía saliendo del local por su propio pie, abrazada a uno de los acusados y sonriendo, su respuesta fue reveladora: «No recuerdo eso, pero si está en las imágenes, supongo que ocurrió».
Según mi experiencia en este tipo de casos, las contradicciones en elementos objetivos y verificables son mucho más significativas que las inconsistencias en detalles menores, que pueden explicarse por el estrés o el paso del tiempo.
El informe pericial médico: una nueva interpretación
El testimonio de nuestro perito médico fue otro momento crucial. Con una metodología rigurosa, explicó cómo las lesiones documentadas:
- Eran compatibles con relaciones sexuales consentidas intensas
- No presentaban el patrón típico de lesiones defensivas
- Podían explicarse parcialmente por la actividad física previa (baile intenso durante horas)
Lo más impactante fue cuando nuestro perito señaló que el informe médico inicial había omitido mencionar la ausencia de ciertos marcadores biológicos habitualmente presentes en casos de agresión sexual forzada. Esta omisión no parecía accidental, sino que reflejaba un sesgo confirmatorio en la investigación inicial.
El veredicto: la justicia prevalece frente a la presión mediática
Tras cinco días de juicio y tres de deliberación, el tribunal emitió un veredicto absolutorio para todos los acusados. La sentencia, extraordinariamente detallada en sus 87 páginas, destacaba:
- Las numerosas contradicciones en el testimonio de la denunciante
- La existencia de pruebas objetivas que respaldaban la versión de los acusados
- La falta de rigor en la investigación inicial
- La insuficiencia de pruebas para desvirtuar la presunción de inocencia
El tribunal fue especialmente crítico con la investigación policial, señalando que se había seguido una «línea única de investigación» ignorando cualquier elemento que pudiera contradecir la versión inicial de la denunciante.
A mi juicio, y basándome en años de ejercicio profesional, este caso ilustra perfectamente los riesgos de las investigaciones sesgadas y la importancia crucial de una defensa activa que no se limite a responder a la acusación, sino que construya su propia investigación paralela y exhaustiva.
Lecciones aprendidas: claves para desmontar una falsa acusación de agresión sexual múltiple
Este caso nos dejó valiosas enseñanzas que pueden ser útiles para otros profesionales y para personas que puedan enfrentarse a situaciones similares:
- Actuar con rapidez es fundamental. Las primeras 72 horas son cruciales para asegurar pruebas que podrían desaparecer (grabaciones de seguridad, testimonios frescos, evidencias digitales).
- No limitarse a la investigación oficial. La policía y fiscalía pueden seguir líneas de investigación sesgadas o incompletas.
- El análisis forense digital es imprescindible. Los mensajes, redes sociales y metadatos pueden contener información crucial que contradiga la versión acusatoria.
- Preparar exhaustivamente al acusado y testigos. No para fabricar testimonios, sino para que puedan expresar la verdad con claridad y precisión bajo la presión del juicio.
- Mantener la empatía y el respeto. Incluso cuando existen indicios de una denuncia falsa, el enfoque nunca debe ser agresivo o revictimizante.
Lo que suelo recomendar a mis clientes en estos casos es documentar absolutamente todo desde el primer momento. Cualquier comunicación, encuentro o actividad puede ser relevante para establecer un cronograma preciso que respalde su versión de los hechos.
El impacto psicológico y social de una falsa acusación
No podemos ignorar el devastador impacto que una acusación de este tipo tiene en la vida de una persona, incluso cuando finalmente se demuestra su inocencia. Nuestro cliente perdió su trabajo, sufrió el rechazo de amigos y familiares, y desarrolló un trastorno de ansiedad severo que requirió tratamiento psicológico.
La cobertura mediática inicial fue extensa y condenatoria. Sin embargo, tras la absolución, apenas hubo menciones en los medios que habían publicado su nombre y fotografía meses antes. El daño reputacional persiste mucho después de la absolución judicial, y repararlo requiere tiempo y estrategias específicas de rehabilitación social.
Preguntas frecuentes sobre defensas en casos de acusaciones por agresión sexual múltiple
¿Qué hacer inmediatamente si se recibe una acusación de este tipo?
Lo primero y más importante es contactar con un abogado especializado en delitos sexuales inmediatamente, incluso antes de prestar declaración ante la policía. Es fundamental preservar todas las comunicaciones, ubicaciones y registros de actividad de las 72 horas alrededor de los hechos denunciados. No se debe contactar con la denunciante bajo ninguna circunstancia, ya que esto podría interpretarse como intimidación de testigos.
¿Es posible demostrar que hubo consentimiento en una relación sexual pasada?
Aunque es complejo, existen elementos que pueden ayudar a establecer la existencia de consentimiento: testimonios de testigos sobre la interacción previa, comunicaciones escritas antes y después del encuentro, grabaciones de seguridad que muestren el comportamiento de las partes, y análisis forenses que puedan ser inconsistentes con un escenario de agresión. La clave está en reconstruir el contexto completo y no solo el momento específico de la relación sexual.
¿Qué consecuencias legales puede tener una denuncia falsa por agresión sexual?
El Código Penal español tipifica la denuncia falsa en su artículo 456, con penas que pueden llegar hasta dos años de prisión. Sin embargo, en la práctica, es extremadamente raro que se persiga penalmente a quien ha presentado una denuncia que no prospera, a menos que existan pruebas contundentes de la falsedad deliberada y maliciosa. Los tribunales son muy cautelosos en este aspecto para no desincentivar la denuncia de delitos sexuales reales.
Conclusión: la importancia de una defensa técnica especializada
Este caso demuestra que incluso frente a acusaciones aparentemente sólidas por delitos sexuales, una defensa meticulosa, técnica y basada en evidencias puede prevalecer. La presunción de inocencia no es solo un principio teórico, sino un derecho que debe defenderse activamente en cada fase del procedimiento.
Como abogado especializado en delitos contra la libertad sexual, he visto cómo estos casos pueden destruir vidas en ambas direcciones: tanto cuando culpables quedan impunes como cuando inocentes son condenados injustamente. Por eso, cada caso merece una investigación exhaustiva y una defensa que no dé nada por sentado.
En AbogadoPenal.Madrid, bajo mi dirección, ofrecemos representación legal especializada en casos relacionados con acusaciones de agresión sexual. Nuestro enfoque combina la experiencia técnica con una comprensión profunda del impacto humano de estas situaciones. Acompañamos a nuestros clientes desde el primer momento de la investigación hasta el juicio y posibles recursos, asegurando que cada elemento de su defensa reciba la atención meticulosa que merece.
Si tú o alguien cercano enfrenta una situación similar, recuerda que la calidad de la defensa legal puede marcar la diferencia entre la condena y la absolución. No es momento de improvisar o conformarse con una representación genérica. Es el momento de contar con especialistas que entiendan las complejidades específicas de estos procedimientos.
Abogado ejerciente del ICAM con más de 15 años de experiencia. Colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, colegiado número de colegiado 128.064. Especializado en Derecho Penal. Actual Director del bufete Ródenas Abogados y Asociados S.L.U. Licenciado en Derecho por la Universidad Instituto de Estudios Bursátiles (I.E.B.) con Máster de Acceso a la Abogacía.